Sanar a los que menos tienen
Olivia Benet decidió aprovechar su experiencia como cirujana especializada en politraumatismos y urgencias del hospital Valle del Nalón en Asturias, para ayudar a que “personas menos favorecidas tengan acceso a asistencia médica”. Y se fijó en uno de los cinco países más pobres del mundo, Sierra Leona.
Arrasado por la guerra civil que destrozó el país hace 20 años y por el fuerte impacto de la epidemia de ébola que le sucedió después, Sierra Leona es hoy un Estado donde la inmensa mayoría de sus habitantes “vive en condiciones insalubres, sin las necesidades básicas de higiene, agua y alimentación cubiertas” aunque, como la propia doctora Benet señala “la naturaleza de Sierra Leona es exuberante y llena de recursos”.
La joven médico acaba de ser seleccionada en la XII convocatoria de las Becas para Cooperación Internacional de profesionales de la Medicina y la Enfermería de la Fundación Mutua Madrileña. Gracias a ella, el hospital Emergency de Goderich contará durante cinco meses con un cirujano más (son dos en total) para cubrir las necesidades de una población para la que los hospitales públicos no son gratuitos. “Por suerte”, dice Olivia, “más de una ONG trabajan para mejorar la situación dándonos la oportunidad de colaborar”.
Emocionalmente, es duro y extenuante lidiar con situaciones dramáticas diariamente. Pero cada vez que un paciente sale adelante es muy gratificante: no solo has salvado esa vida, sino que transmites un mensaje de esperanza y humanidad a la población.
El hospital está a las afueras de la capital de Sierra Leona, Freetown, pero recibe pacientes de todo el país con todo tipo de cuadros. Como recuerda Olivia, es frecuente recibir pacientes víctimas de accidentes de tráfico, quemados, heridos por arma blanca o arma de fuego o por perforaciones intestinales.
La médico española trabaja seis días a la semana y descansa sábado o domingo. “Estoy en el hospital a las 8 de la mañana, cuando tiene lugar la reunión en que se comentan los pacientes ingresados y operados durante la noche. Después, la mitad de los días voy a quirófano y la otra mitad paso visita a los pacientes que tenemos ingresados”.
Al ser solo dos cirujanos en el hospital se turnan permanentemente. Las condiciones de trabajo a las que está acostumbrada parecen haberse borrado. “Estoy de guardia localizada 24 horas en días alternos, el médico local de urgencias me llama si hay emergencias que requieran valoración del cirujano”. Pese a todo, la doctora Benet mantiene la motivación que la impulsó a viajar al Africa Occidental: “Salir de la zona de confort -dice- siempre es estimulante y realizar cirugías de emergencias es mi parte favorita de mi trabajo”.
Confiesa haberse sentido “muy ilusionada, con ganas de aprender de la experiencia tanto en lo profesional como en lo humano” mientras preparaba el viaje. Por el lado personal, reconoce haber tenido ciertos “miedos sobre cómo serían mis condiciones de vida con menos comodidades, sobre la seguridad de vivir en este país y sobre cómo gestionaría emocionalmente encontrarme con situaciones duras”.
A su madre “no le hizo ninguna ilusión” cuando le dio la noticia de que se marchaba como voluntaria, pero logró convencerla. “Las palabras que nos vienen a la mente en España (o al menos a mí antes de venir) sobre Sierra Leona son: pobreza, guerra civil y ébola. Creo que, en general, se desconoce que el país se encuentra en paz hace ya más de veinte años. La pobreza es indiscutiblemente un juicio acertado. En cuanto al ébola, éste fue de los países más azotados por su epidemia y el miedo sigue presente en la población. De hecho, el hospital donde trabajo fue el centro de referencia durante el brote de ébola y las instalaciones y material de aislamiento siguen preparadas por si se precisaran de nuevo”.
El hecho de que su progenitora sea también médico hace que “entienda lo que me impulsa a hacer algo así”.
Menos medios y decisiones en solitario
Olivia sabía que, desde el punto de vista profesional, “sería también distinto, con menos pruebas diagnósticas y menos especialistas a mi alrededor para tomar las decisiones; lo cual me generaba también cierta ansiedad. Por último, el hecho de que más de la mitad de pacientes que se atienden en este hospital fueran pediátricos me daba respeto ya que en España siempre he tratado a pacientes adultos”.
La realidad le ha confirmado parte de esos miedos al tener que ejercer la medicina en condiciones “rudimentarias“. "Ningún hospital público tiene UCI [Unidad de Cuidados Intensivos] con ventilación mecánica, agua corriente o sistemas de esterilización de material quirúrgico”. Aunque, subraya, "el hospital de la ONG Emergency donde trabajo, tiene más recursos y hace lo posible para cumplir con los estándares europeos de atención médica, logrando unos resultados equivalentes a hospitales de los países desarrollados.”
Además, “es totalmente gratuito para toda la población”. Algo particularmente importante en Sierra Leona, donde el sistema sanitario es “inasumiblemente caro para los pacientes que deben costearse cada medicamento, gastos del ingreso y de la cirugía”. La realidad que afronta es dura: “Algunos pacientes pasan días viajando con un puñal clavado o el abdomen abierto hasta llegar a un hospital, pues la mayoría no tienen coche ni dinero para pagar un transporte”.
En Sierra Leona, Olivia Benet vive en una casa compartida con el resto de trabajadores de la ONG. Algo enriquecedor, ya que “las amistades forjadas en estas circunstancias son especialmente bonitas, convives intensamente con personas de países y culturas muy diferentes”. Con solo un día libre a la semana, la vida personal se vuelve difícil. “El tiempo libre es muy variable en función de las urgencias que lleguen”. Aunque, pese a todo, puede encontrar “tiempo y energía” para hacer algo de deporte -incluso escaparse a la playa- y pasar tiempo con sus compañeros, algo “fundamental para mi salud mental”.
Olivia reconoce que, “en lo personal, resulta emocionalmente duro y extenuante lidiar con situaciones dramáticas diariamente. Para mí lo más difícil ha sido ver niños y niñas fallecer por enfermedades que en otros países hubieran podido ser curadas (malaria, infecciones intestinales, quemaduras, etc.)”. Y añade: “La mayoría de las causas de muerte que vemos son potencialmente prevenibles si mejorara el contexto socioeconómico, por lo que genera mucha angustia encontrar gran cantidad de jóvenes y niños que sufren y fallecen por condiciones que podrían evitarse con acciones simples”.
Aunque la contrapartida es feliz. “Cada vez que un paciente sale adelante es muy gratificante, pues no solo has salvado esa vida, sino que transmites un mensaje de esperanza y humanidad a la población”.
Pese a todo, esta primera experiencia de voluntariado en Sierra Leona puede que no sea la última para Olivia. “Muchas personas que he conocido trabajando aquí viven de misión en misión, dedican toda su vida a la cooperación internacional. Personalmente considero mejor opción poder combinarla con un trabajo estable en España. Creo que a nivel personal (aquí estás desconectado de todo tu entorno) y profesional (todavía soy cirujano joven y necesito seguir desarrollando mis habilidades en los distintos campos de la cirugía general) es sano un equilibrio. Mi idea sería seguir creciendo profesionalmente en hospitales europeos y seguir realizando periódicamente misiones de cooperación internacional”, asegura.
¿Repetiría? “Repetiría, sí, pero antes necesito un descanso…”