Fundación Mutua apoya la investigación en el ámbito de los trasplantes- Blog Vidas Cruzadas
Salud
  • Ayudas a la investigación

En busca de un mejor trasplante

La doctora Ane Andrés participa en el equipo que desarrolla el trasplante de intestino gracias a una Ayuda de la Fundación Mutua.

Ane Miren Andrés decidió un día en el instituto que quería ser médico y ya nada la movió de ahí: “Lo vi claro en un determinado momento y ya nunca más quise hacer otra cosa”. Su motivación y esfuerzo le han llevado a ser una de las cirujanas más formadas e involucradas en el desarrollo del trasplante de intestino en el mundo.

“En la carrera, que estudié en Valencia, hice prácticas de Pediatría, pero supe que lo que me gustaba era la cirugía; sin embargo, no había asignatura de cirugía pediátrica”, cuenta. Preguntando aquí y allí antes de decidir hacia dónde especializarse, llegó al Hospital Universitario La Paz de Madrid donde un residente, llamado Paco, le habló por primera vez del trasplante y a Ane no le cupo duda: “Tuve claro que eso era lo que quería”.

Paco, el residente que orientó a Ane Miren, es el doctor Francisco Hernández Oliveros, hoy en día jefe de sección de  Cirugía Pediátrica en el Hospital La Paz y coordinador del grupo de trasplante infantil del que forman parte ambos y que se han convertido en un referente a nivel mundial en la investigación y consecución del trasplante de intestino. Para su investigación, y la de otros aspectos asociados al trasplante de órganos sólidos infantiles, la Fundación Mutua Madrileña les concedió hace un par de años una de sus Ayudas a la Investigación en Salud.

“Me apasiona mi trabajo y estoy muy agradecida. En mi casa lo han aceptado, me ayudan y les compensas de otra forma”.

Ane recuerda sus inicios como residente de Cirugía Pediátrica, después de elegir hacer la residencia en La Paz: “Me trasladé a Madrid, me puse a trabajar de residente y desde el primer momento el equipo me implicó y me llevaba a ayudar en las donaciones”.

A ella nunca le faltaron ni ganas ni motivación por seguir aprendiendo y aportar al equipo, un trabajo en conjunto que es fundamental en este campo y básico para avanzar, como cuenta ella. En los últimos años de su residencia, la Fundación Mutua Madrileña se cruzó por primera vez en su vida a través de una Beca de Posgrado para ampliar estudios en el extranjero, que concede a los mejores expedientes. “Siempre me había querido ir de Erasmus y no lo había hecho, así que pedí una de las Becas de Posgrado de la Fundación Mutua Madrileña y me fui a Nebraska”, cuenta. Nebraska es un sitio pionero en trasplante de intestino. “Allí había una Unidad de Rehabilitación y Trasplante Intestinal muy bien organizada. Viajé muchas noches a extraer órganos de todo el país, sobre todo hígado, pero también intestino. Solo en el año que estuve hicimos unos 30 trasplantes de intestino, el 90% a menores”.

De su etapa estadounidense, la doctora se queda con la resolución de los americanos, pero también aprendió que “en España hay cosas que hacemos muy bien”.

Desde 2009, Ane Miren es adjunta de Cirugía Pediátrica y pertenece al equipo de trasplante de intestino y de hígado, aunque eso no quita que en las guardias haga de todo: “Igual saco un cacahuete del bronquio, que una apendicitis”, comenta intentando quitar importancia a toda la investigación, publicaciones y logros que el equipo está consiguiendo.

Su labor asistencial, investigadora y docente la compagina con el cuidado de sus tres hijos pequeños. No necesita renunciar a nada, solo organizarse. Puede pasar en minutos de hablar de Lady Bug al quirófano sin problema: “Me apasiona mi trabajo y estoy muy agradecida. En mi casa lo han aceptado, me ayudan y les compensas de otra forma”, cuenta.

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Una indicación pediátrica

Ane explica que el trasplante de intestino se hace mayoritariamente en niños porque casi toda la patología que puede conducir a un fracaso intestinal suele ocurrir en la edad pediátrica. Todos los trasplantes infantiles de intestino que se hacen en España se realizan en La Paz, un equipo que es bastante puntero en Europa (junto a París y Birmingham en Europa). “El primer trasplante se hizo en 1999 y desde entonces llevamos 116 en niños”.

El trasplante de intestino es la última opción de la rehabilitación intestinal para los niños con fracaso intestinal porque es un trasplante con muchas potenciales complicaciones, en el sentido -explica- de que hasta la fecha no ha funcionado tan bien como otros órganos: “El intestino es una superficie con gran carga inmunogénica, llena de linfocitos, entre otras células. Esto aumenta la posibilidad de que el receptor desarrolle, tras el trasplante, no solo rechazo del órgano, sino también el efecto contrario, conocido como enfermedad “injerto contra huésped” con afectación de los órganos del receptor no trasplantados, es decir, que el intestino del donante y el receptor no se lleven bien del todo. Hay mucho conflicto inmunológico en ese proceso”.

Gracias a la ayuda de la Fundación Mutua Madrileña, el equipo del Hospital La Paz sigue investigando en varios frentes para perfeccionar el trasplante pediátrico y avanzar en el de intestino. El proyecto financiado por la fundación va destinado, por un lado, a obtener más donantes pediátricos, gracias a la incorporación de donantes en asistolia. Es decir, donantes que nunca van a alcanzar una muerte cerebral confirmada, pero que si les desconectaras del respirador fallecerían, y de una forma controlada, podrían donar sus órganos. “Todavía no se ha realizado en intestino y estamos experimentando para ver si es viable”.

Otro frente abierto de investigación es conocer con más profundidad qué ocurre en esa batalla entre el órgano donante y el receptor, entre el hospedador y el huésped o, dicho más llanamente, entre el casero y el inquilino, para que convivan y no haya rechazo ni por uno ni por otro lado. La investigación de la Fundación Mutua también incluye el estudio de la inmunosupresión, cómo modularla para que el órgano sea tolerado, sin aumento de las complicaciones infecciosas. “Ahora buscamos la inmunosupresión a la carta. Estudias el sistema inmune de ambos, donante y receptor, vemos qué porcentaje hay de cada uno…  tenemos ideas y algunos proyectos ya en marcha para mejorar esa aceptación de los órganos”.

En el futuro

Ane Miren confía en que toda esta investigación dé sus frutos y se encuentre la fórmula de inmunomodular para que el paciente acepte el órgano del donante sin necesidad de una medicación de por vida. “En intestino estamos más lejos, pero seguimos trabajando por conseguirlo”.

En su tiempo libre, Ane desconecta todo lo que puede, pero agradece que el Whatsapp le permita saber en todo momento cómo están sus pacientes. Y es que, como explica, “con los pacientes que son niños pequeños lo paso mal, especialmente con sus padres, porque han hipotecado su vida y son padres de otra pasta, algo que a mí me aporta muchísimo desde un punto de vista personal. Pero con los niños más mayores o incluso adultos, lo paso peor. Son personas jóvenes que se lo juegan a una carta y puede ir bien pero también puede ir mal. Sabes que lo saben y que tú estás haciendo todo lo que puedes, pero desconoces si va a ir bien”.

Motivación no le falta para seguir investigando y que dicha incertidumbre tras un trasplante sea cada vez menor. “Los disgustos que te llevas si algo sale mal son importantes. Pero afortunadamente, muchísimas veces, las cosas van bien y ahí estamos, investigando para que cada vez vayan mejor”.