La pasión por la música de Jennifer y Alba
Jennifer y Alba son alumnas de la Escuela Superior de Música Reina Sofía e integrantes del Grupo Fundación Mutua Madrileña.
Solo tienen 17 y 19 años, pero Jennifer Panebianco y Alba García tienen clara su pasión desde bien pequeñas: la música. Más concretamente, el violín y la trompeta, respectivamente. Ambas son alumnas de la Escuela Superior de Música Reina Sofía y, actualmente, miembros del Grupo Fundación Mutua Madrileña.
Jennifer es de Tarragona. Se vino a la escuela con 15 años, y está a punto de hacer las pruebas para iniciar su Grado Superior en violín. Ella es hija de músicos (guitarristas) y desde los 4 años sabía que quería tocar un violín. “De pequeña hacía muchos viajes con mis padres que iban de gira. Para entretenerme en vez de videos de Barbie me ponían conciertos de Anne-Sophie Mutter y algo se me quedó”, bromea. “En mi quinto cumpleaños me regalaron el violín y cuando terminaba el cole no me iba a jugar, me iba a tocar el violín”, recuerda.
Su virtuosismo musical las ha llevado a dejar sus ciudades de origen e ingresar en la Escuela Superior de Música Reina Sofía en Madrid.
La historia de Alba con la música empieza en Orense, donde nació. Aunque nadie es músico en su familia, sus padres le llevaron a una escuela de música “y a los seis años, el amigo con el que iba eligió la trompeta como instrumento… y yo también. Fue una casualidad que cogiera este instrumento, pero ahora es mi pasión. Me di cuenta desde muy pequeña de que quiero dedicarme a esto”, explica.
Su virtuosismo musical las ha llevado a dejar sus ciudades de origen e ingresar en la Escuela Superior de Música Reina Sofía en Madrid. Viven en pisos de alquiler muy cerca del Palacio Real, donde se encuentra la Escuela. “En la Escuela te juntas con los mejores músicos de cada instrumento”, cuenta Alba.
Pero son muy jóvenes, de fuera de Madrid y eso les ha hecho tener que irse de casa antes de lo normal: “Echo muchísimo de menos a mis padres, pero todo por el violín”, reconoce Jennifer, que llegó a la escuela hace tres, con 15 años. “A nivel internacional europeo es de las mejores escuelas del mundo. Me interesó, me presenté y aquí estoy. He acabado el pregrado, el bachillerato de música, y voy a empezar el grado, la carrera de violín. Tengo las pruebas en dos semanas”, comenta.
El camino hacia la escuela de Alba fue distinto. “A través de mi profesor de Orense, conocí a Manuel Blanco, solista de trompeta de la Orquesta Nacional, y empecé a dar clases con él. Fue quien me dijo que mi sitio estaba en la Escuela”, explica. Y así ha sido en éste, su primer año, que ha coincidido con su primer año del Grado Superior: “Dar clase con los mejores es una inspiración”.
Ambas han sido elegidas para el Grupo Fundación Mutua Madrileña, que auspicia la Fundación Mutua a través de la Fundación Albéniz y que forman 13 músicos de la Escuela, y reconocen el buen ambiente que hay al tocar en grupo, tanto en este como en la orquesta -donde son 80 personas-: “Hay muy buen ambiente, conexión. Somos un equipo”, reconoce Alba, que siempre ha querido ser solista –añade que “internacional, porque me gusta viajar”-, pero que este buen rollo le ha hecho cambiar de opinión y gustarle el tocar en grupo.
Jennifer también ha querido siempre ser solista, pero reconoce que le basta con poder seguir tocando el violín: “Aunque esté en medio de un bosque. Soy feliz simplemente tocando”. Descarta, eso sí, la docencia: “No me veo de profesora, porque es una responsabilidad muy grande”.
Y entre pruebas de acceso, clases y giras, Jennifer y Alba siguen alimentando su gran talento musical. Están con los mejores y el entorno de la Escuela, en la zona de Ópera en Madrid acompaña: “Comemos a diario en el Teatro Real por un convenio”, bromean. Allí ya han tocado y seguro que el futuro les depara muchas más noches de gloria.