
Investigar en Nueva York
Laura ha llevado a cabo la investigación de su doctorado en la Facultad de Medicina del Hospital Mount Sinai gracias a una Beca Excelencia de la Fundación Mutua.
La madrileña Laura Mayo nunca se había planteado la investigación como carrera, pero la vida le ha llevado a vivir una experiencia de un año en la Facultad de Medicina Icahn del prestigioso hospital Mount Sinai de Nueva York, donde ha podido realizar todo el grueso de su tesis doctoral sobre la microbiota intestinal de pacientes con anorexia nerviosa. Una experiencia imborrable que ha podido llevar a cabo gracias a una de las Becas Excelencia que la Fundación Mutua Madrileña concede a hijos de sus mutualistas con brillantes expedientes académicos para que amplíen sus estudios en el extranjero.
Laura se enteró de las Becas Excelencia de la Fundación Mutua a través de un email de Mutua Madrileña que recibieron sus padres que “han sido mutualistas desde que se compraron el primer coche y la primera casa”, apunta. En ese momento ella “andaba como loca buscando financiación” para poder hacer su estancia de doctoranda en Nueva York, ya que “Nueva York no es un sitio al que te puedas ir sin financiación, la beca ha sido indispensable para costearme la vida allí”. Aplicó, su expediente académico la avalaba y allí que se fue.
"El proyecto tenía cierto compromiso social, suponía trabajar con pacientes y se alineaba mucho con mi perfil sanitario. Nunca me había planteado iniciar una carrera investigadora, pero me lo encontré y me encantó"
Desde niña tenía clara su vocación por las ciencias de la salud, pero como no se veía como médico, decidió optar por Farmacia, que le permitía un trato con el paciente, y le añadió el Grado de BioTecnología. Cursó la doble licenciatura en la Universidad San Pablo – CEU, de Madrid. Cuando la terminó, sus propios profesores le propusieron seguir estudiando el doctorado con un tema que le convenció: la anorexia nerviosa. “El proyecto tenía cierto compromiso social, suponía trabajar con pacientes y se alineaba mucho con mi perfil sanitario. Nunca me había planteado iniciar una carrera investigadora, pero me lo encontré y me encantó”, explica.
Laura leerá su tesis el próximo mes. Hasta llegar ahí “han sido unos años complicados de trabajo e intensidad, porque la ciencia es así, pero he aprendido cosas maravillosas y sientes que has aportado un granito de arena a una patología que afecta a muchas familias”.

Toda la parte de investigación de su tesis es lo que Laura ha llevado a cabo en el Mount Sinai con muestras de pacientes del Hospital Universitario Niño Jesús de Madrid. Poder utilizar la tecnología americana era muy beneficioso para su investigación y desde el Mount Sinai siempre se mostraron colaboradores y abiertos a recibirla. “Las primeras semanas fueron formativas para aprender a utilizar sus técnicas y entender su forma de funcionar, el proceso de extracción del ADN, optimización tratamiento de datos…. A partir del mes y medio llegaron las muestras desde España y ya empecé a analizar todas mis muestras”. A su vuelta a España le quedaba la parte de análisis y redacción.
El día 11 de febrero se celebra el día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Laura destaca la resiliencia como necesaria para emprender una carrera en el mundo de la investigación: “Es mucho de equivocarte y volver a empezar. Probar distintas vías, ver que esto no es por aquí y verte para el otro lado, empezando de cero. Cambia tu mente, mirar con otro foco. Es mucho de fallar y volver a empezar”.
Resalta, como contrapunto, la inestabilidad laboral para vivir de la investigación. “Necesitas muchos años hasta conseguir una posición que te permita vivir y mantenerte”.
Ella, que ahora tiene 27 años, una vez que lea su tesis quiere probar otros caminos, como el de trabajar en la industria. Pero se muestra feliz de su experiencia como investigadora: “Es algo que no había pensado, pero que me ha encantado”, dice. Una vivencia en un país donde la ciencia se entiende, se financia y se vive de forma diferente, que le quedará para siempre.