
De las finanzas a la cosmética gracias a La Sorbona
Arancha recibió una Beca Excelencia para realizar un máster que le descubrió su vocación comercial.
Arancha Sastre es una de las personas a las que la pandemia no dejó paralizada. Forma parte de los 45 estudiantes que, en 2020, mientras estábamos confinados, terminó sus estudios universitarios en Cunef y solicitó y recibió una de las Becas Excelencia de la Fundación Mutua Madrileña para ampliar estudios en el extranjero. En concreto, en la parisina Universidad de La Sorbona.
Su Erasmus el año previo en la ciudad francesa de Nantes le enseñó muchísimo y la dejó con ganas de repetir experiencia internacional: “Me encantó la experiencia y el tema de la educación en Francia. Cuando volví y nos confinaron pensé ¿por qué no intentar volver? Todo el mundo hace el erasmus fuera, tienes que hacer algo más fuera para aportar valor, como un máster”.
“El máster me hizo ver que mi futuro estaba más en una empresa que a nivel académico, en temas de doctorado e investigación. Gracias a estos estudios, vi que podía encajar en temas marketing y comercial y pude acceder en mis primeras prácticas profesionales”.
Fue ahí donde surgieron las Becas Excelencia que concede la Fundación Mutua Madrileña desde hace 18 años a los hijos e hijas de sus mutualistas platino con mejores expedientes académicos. “Encontré las becas buscando en internet. Comiendo le pregunté a mi padre: ¿no serás de la Mutua? Cuando me dijeron que sí, casi me los como a besos”, recuerda.
En septiembre de 2020 puso rumbo de nuevo a Francia para comenzar un máster de dos años en la parisina Universidad de la Sorbona. “Ese mismo octubre nos volvieron a confinar en Francia y me quedé encerrada con otros 200 jóvenes de lugares como las Islas Reunión o Nueva Caledonia en la residencia que me habían asignado en el campus, la Casa de Camboya. Fue ahí donde mi francés dio un salto cualitativo. Nos juntábamos en las cocinas comunes, jugábamos al ping pong… yo incluso les di clases de zumba. Atravesé lo que llaman la barrera del idioma y empecé a sentirme a gusto hablando en francés”.

Este hecho hizo que, a diferencia de su primer año de máster, que cursó en inglés, se decantara por una especialización que hizo en francés en gestión de empresas internacionales, enfocada en tres puntos derecho, finanzas y marketing. “Yo era la única que no era francesa”, cuenta.
“El máster me hizo ver que mi futuro estaba más en una empresa que a nivel académico, en temas de doctorado e investigación. Gracias a estos estudios, vi que podía encajar en temas marketing y comercial y pude acceder en mis primeras prácticas profesionales”.
Sus primeras prácticas la situaron en la sede parisina de Estee Lauder, una de las marcas más reconocidas en cosmética y el maquillaje a nivel mundial, trabajando para las novedades de la marca. “Y viendo la Torre Eiffel desde la ventana”, recuerda. Pero Arancha echaba de menos España y decidió volverse.
El círculo se cerró cuando consiguió su primer empleo en 3ina, una joven marca de maquillaje española que está en pleno desarrollo y que se caracteriza por ofrecer calidad de forma divertida y real. “Aquí me han ido dando responsabilidades. Me pusieron en el departamento internacional y estoy ayudando a llevar México, Chile y Kuwait. Es una empresa que crece y da muchas oportunidades. Hago cosas que en otra empresa más grandes ni soñaría”.
Reconoce Arancha que “el máster me ha permitido encontrar mi camino, porque estudié finanzas en Cunef, pero en las primeras prácticas que hice en una empresa de finanzas y, aunque siempre se me han dado muy bien los números vi que eso no era lo mío. Este máster me ha ayudado a salirme de las líneas que yo tenía establecidas por la carrera y darme esa oportunidad de aprender de nuevo lo que me gusta hacer y encontrarlo”, cuenta.
Todo ha encajado para esta joven de Hoyo de Manzanares (Madrid) entusiasta y comprometida. “He entrado en 3ina porque venía de Estee Lauder y jamás hubiera entrado allí si no viniera de La Sorbona, a la que, a su vez, pude acceder gracias a la beca de la Mutua. Sin la beca no lo podría haber hecho, y mucho menos dos años. Mis padres no se lo creían”.
Recuerda Arancha que lloró el día que le concedieron la beca de la Fundación Mutua Madrileña. Le pilló en un voluntariado de Cruz Roja en Colmenar Viejo, “me veían llorar, pero les intentaba decir con gestos que eran buenas noticias. Cuando colgué no pude abrazar a nadie porque era la época del distanciamiento social”.
“Todo tiene su porqué y todo te sale por lo que hayas hecho antes”, concluye Arancha. Las Becas Excelencia pueden solicitarse en la web de la Fundación Mutua Madrileña www.fundacionmutua.es hasta el próximo 21 de abril.