Fundación Mutua apoya a médicos y enfermeros para desarrollar su actividad en países en vías de desarrollo- Blog Vidas Cruzadas
Salud
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Cooperación para entender mejor al paciente

Carmen y Gonzalo recibieron una beca de cooperación de la Fundación Mutua para trabajar en un hospital de Camerún.

Carmen y Gonzalo se conocieron en el colegio en Granada y siempre tuvieron claro que querían hacer Medicina y trabajar en África. Incluso cuando eligieron la especialidad, lo hicieron con el objetivo de dedicarse a la cooperación: ella hizo cirugía general y él medicina interna. Así que, cuando se juntaron como pareja, su proyecto común estaba más que definido: irse a trabajar a África.

Carmen y Gonzalo se conocieron en el colegio en Granada y siempre tuvieron claro que querían hacer Medicina y trabajar en África. Incluso cuando eligieron la especialidad, lo hicieron con el objetivo de dedicarse a la cooperación.

Sin embargo, su plan se encontró con un contratiempo: encontrar trabajo siendo pareja no era tan sencillo. Las principales ONG de cooperación sanitaria, como Médicos sin Fronteras, Emergency o Cruz Roja, no les permitieron continuar el proceso selectivo al tener como condición indispensable el trabajar juntos en terreno. “El proceso inicial de selección lo pasamos muy rápido: por tener experiencia previa en cooperación, una especialidad terminada, hablar idiomas… pero el ser pareja era una condición insalvable”, cuenta Gonzalo.

Después de ese jarro de agua fría, Carmen y Gonzalo buscaron un plan B. “Fue un palo muy grande porque esa era la única alternativa sostenible a largo plazo. La beca nos permitió darnos el gusto de estar un año más trabajando juntos en cooperación antes de establecernos en España”, explican.

Fue buscando en internet donde encontraron la Beca de Cooperación en Salud de la Fundación Mutua Madrileña que concede una dotación económica a los profesionales sanitarios que quieren realizar labores de cooperación en salud por un periodo mínimo de cuatro meses. Ambos se presentaron y la consiguieron en 2022. “La beca nos ayudó en ese momento de agobio en el que nos dimos cuenta de que no había forma de irnos juntos. Nos ha permitido tener una experiencia muy bonita, un intercambio cultural precioso, que te abre mucho la mente”, cuentan.

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Tras asumir que no era posible trabajar de forma remunerada con grandes organizaciones, decidieron buscar colaboración con ONG más pequeñas, “ya que la beca nos permitía mantenernos”, explican. El destino inicial era un hospital en Yamena, la capital de Chad, pero unos meses antes de partir estallaron en la región altercados tras la muerte del presidente Idriss Deby, lo que les hizo dudar de su seguridad y buscar otro destino. Así, y casi por casualidad, conocieron la ONG Ambala, que gestiona el Hospital de Ebomé, en Kribi, al sur de Camerún, donde acabaron trabajando durante todo un año.

Su labor allí era el ser uno más del equipo. El hospital funcionaba “perfectamente bien sin españoles” y estaba dirigido a la perfección por personal local. Médicos “auténticos todoterreno”, como define Gonzalo. “Ese tipo de médico que cuando empecé a estudiar la carrera soñaba con ser: capaz de tratar a un enfermo VIH o a un bebé con pocos días de vida y una infección; el mismo médico capaz de realizar una cesárea de urgencia o una apendicectomía, capaz de tratar una tuberculosis, una diabetes o una hipertensión grave en el embarazo. La súper especialización en “nuestra medicina” hace que se mejore mucho la calidad de atención sanitaria en pequeñas parcelas, pero al mismo tiempo consigue hacernos menos versátiles”.

Con el tiempo, cuando se integraron entre el equipo local del hospital, Carmen les pudo aportar alguna técnica quirúrgica aprendida en España y Gonzalo estableció unas pautas de seguimiento de pacientes con hipertensión arterial o diabetes, así como directrices para el uso racional de antibióticos.

Vuelta a España

A mediados de octubre de 2022 regresaron a España en lo que definen como un “choque de realidad” para la que han adoptado dos actitudes diferentes: Carmen empezó a trabajar lo más rápidamente posible para no darle vueltas a la cabeza, y Gonzalo tomándose un tiempo de reflexión y descanso antes de afrontar el siguiente reto.

“Nos adaptamos rápido a la vida de vuelta en España porque es donde hemos crecido, pero son las cosas chocantes. En el primer quirófano que entré aquí me llamó la atención el utilizar todo nuevo, una sola vez… cuando vienes y comparas, es llamativo”, reconoce Carmen.

Carmen comenzó a trabajar como cirujana en el Hospital de Poniente en El Ejido (Almería) y, aparte de los contrastes en el uso de material, al tratar con los inmigrantes que buscan atención médica, cuenta que toda la experiencia adquirida en Camerún le está siendo de gran utilidad para entenderles mejor: “Al saber cómo funciona la atención sanitaria allí me ayuda a entender muchos comportamientos que veo”.

Este regalo de un año que les ha permitido la beca de la Fundación Mutua no solo ha supuesto cumplir su sueño, sino que les ha resultado muy interesante para afrontar aquí otras realidades y la atención de personas con otras formas de ver las cosas. “Muchas actitudes que veo aquí, ahora me encajan”, señala Carmen.

“Todas estas cosas culturales que hemos adquirido allí nos sirven para entender la preocupación e indefensión de los inmigrantes cuando les atendemos en España. Es una experiencia que no se acaba en la colaboración puntual, sino que te da muchas pistas para ejercer la medicina aquí y ahora”, termina Gonzalo.