
Inteligencia artificial al servicio de la salud
Pablo ha recibido una de nuestras Becas Excelencia para estudiar en Irlanda.
Ocho matrículas de honor, a curso por año, becas de excelencia de la Comunidad de Madrid más otra beca de colaboración en investigación en el último año mientras realizaba el trabajo de fin de grado (TFG). Este es el boletín de logros académicos de Pablo García Mesa, un recién graduado en Ingeniería Biomédica por la Universidad Politécnica de Madrid, pero no su carta de presentación. A punto de cumplir los 23 años, y haciendo las maletas rumbo a Dublín para cursar un máster en Inteligencia Artificial, Pablo ya ha hecho mucho más.
Se declara un apasionado del software, del tenis y de relajarse tocando el piano. Y en su cabeza ronda desde secundaria la idea de ayudar de forma directa a las personas con su trabajo: “Así es por muy idílico que suene -cuenta Pablo-. Siempre había pensado en una carrera de ingeniería, pero también me gustaba mucho la biología; por eso no sabía muy bien qué elegir hasta que descubrí la carrera de Ingeniería Biomédica, que combinaba ambos mundos, siendo un 70-80% ingeniería y el resto parte médica/biología. La nota de corte era bastante alta, un 12,5 y, afortunadamente, obtuve un 13,304. Y la verdad es que he acertado plenamente porque han sido los mejores años de mi vida, he hecho buenos amigos y ahora, hasta finales de agosto, estoy contratado en la universidad como investigador, continuando un trabajo que inicié en mi TFG centrado en pacientes con esclerosis múltiple”.
Siempre había pensado en una carrera de ingeniería, pero también me gustaba mucho la biología; por eso no sabía muy bien qué elegir hasta que descubrí la carrera de Ingeniería Biomédica, que combinaba ambos mundos, siendo un 70-80% ingeniería y el resto parte médica/biología.
Pablo tiene el tenis entre sus aficiones, al que “juego desde pequeño y, aunque llegué a competir en torneos por Madrid, lo tuve que dejar por diversas lesiones, pero ahora he vuelto a engancharme a tope y creo que en parte es por la admiración que he sentido durante toda mi vida por Rafa Nadal y ahora también por Alcaraz que es una máquina”. Además, toca “el piano lo toco de forma autodidacta y me gusta retarme a mí mismo para tocar canciones difíciles”.
A mediados de septiembre, Pablo arranca un nuevo capítulo de su vida. Y lo hará en Irlanda, en la Escuela Empresarial de Dublín. Y nuevamente sumará una beca más a su palmarés. En esta ocasión es una de las 58 becas posgrado que concede la Fundación Mutua Madrileña, desde hace ya 18 años, a hijos de mutualistas con más de 20 años de antigüedad en la aseguradora y con un excelente expediente académico.

Fue la madre de Pablo, asegurada en la Mutua al igual que su padre, la que leyó en la revista de la compañía esta iniciativa: “La solicitó mi madre y cuando me la concedieron fue una alegría inmensa para toda la familia ya que el coste de irse a estudiar fuera es muy elevado y disponer de 12.000 euros extras, ayuda mucho a aliviar la carga económica. Sin ella, no me iría con la tranquilidad con la que me voy de no ser una carga económica enorme para mis padres. Y que, además, se haya premiado mi esfuerzo durante la carrera con esta beca es algo que se agradece muchísimo. Así que solo puedo dar las gracias de corazón a la Fundación Mutua Madrileña por esta iniciativa, que sin duda permite a los jóvenes tener el privilegio de poder vivir una experiencia fuera de casa, que en mi opinión es algo que te ayuda a desarrollarte como persona”.
Debido a su TFG y a su último año de investigación, la rama en la que se ha acabado especializando Pablo es la parte de imagen médica combinada con Inteligencia Artificial (IA) que básicamente es el uso de ésta para el diagnóstico y/o progresión de enfermedades con el fin de mejorar la selección de tratamientos de los pacientes, la efectividad de los diagnósticos, la mejora de su calidad de vida, etc. Y su máster obviamente debía ir por esos derroteros: “Decidí que quería hacer un máster de IA en Europa con el fin de acreditar mis conocimientos en Inteligencia Artificial y seguir formándome en esta área. Tras mucho mirar, el máster que ofertaban en Dublín cumplía todos mis requisitos: No excesivamente caro (si eres de fuera, los de Inglaterra son inaccesibles por el precio), con un contenido que me gustaba, la localización de la universidad, que en la zona se hablara predominantemente inglés y que el máster fuera de un año. Mi idea es también acabar de consolidar mi inglés que, aunque tengo buen nivel, creo que me falta la experiencia todavía de estar forzado a hablarlo todo el rato, disfrutar conociendo un país nuevo y vivir la experiencia de irme solo fuera de España antes de meterme de lleno en la “vida adulta”.
Su primer logro: una app para detectar cáncer de piel
Pablo se va, pero aquí deja un pequeño logro personal y profesional del que se siente especialmente orgulloso y que le augura un gran futuro. Se trata de una app de móvil que creó con otros colegas de su universidad y que era capaz de distinguir cuando una mancha en la piel podía ser maligna: “Durante el último año de carrera, un amigo tuvo la idea de crear una aplicación que fuera capaz de detectar los melanomas. Entonces, nos contactó a unos cuantos compañeros para pensar cómo podíamos llevarla a cabo. A raíz de esto, yo que soy muy curioso y me encanta la programación y la IA, me puse a investigar cómo desarrollar un primer prototipo. Tras unos meses de desarrollo conseguí uno que detectaba lesiones malignas a partir de una foto con el móvil. Aprendí muchísimo en el proceso. El ver esta primera app funcionar motivó mucho al equipo para desarrollar una app bastante más evolucionada, pero finalmente todo se ha parado este año debido a la falta de disponibilidad del equipo para seguir con el proyecto”.
Sin embargo, como anécdota, Pablo cuenta lo que ocurrió con este primer prototipo: “Sí, fue muy revelador. Un día los de la uni estuvimos probando el prototipo en nuestros lunares, sin realmente esperar que nada saliera como maligno. Y al probarlo una amiga en un lunar de su cuello, la aplicación mostró que el lunar era maligno. Tras un primer análisis, repetimos la foto dos veces más para saber si había sido la luz o algo en concreto que hubiera podido hacer fallar al algoritmo, pero todas las veces salió con alta probabilidad de no ser un nevus normal. Mi amiga fue al médico y éste se lo extirpó y al analizarlo se vio que era un carcinoma, un tumor mucho menos agresivo que un melanoma y que por suerte no suele ser mortal, pero que necesitaba ser extirpado igualmente ya que a la larga puede ser malo. Y el hecho de que este proyecto, en su fase más inicial ya fuera capaz de ayudar a alguien y, sobre todo, a alguien tan cercano, es algo que me llena de satisfacción. Es una de las razones fundamentales por lo que me gusta tanto lo que hago, que es con el fin de poder servir de ayuda a las personas, en un campo tan fundamental como es la medicina que, de momento, es lo que más me gusta”.
Becas Excelencia 2024
El plazo de presentación de solicitudes de la XIX Convocatoria de las Becas Excelencia será: desde las 08:30 horas del miércoles día 6 de marzo hasta las 14:00 horas del viernes día 19 de abril de 2024, hora peninsular española. Consulta las bases en esta página.