
Una vocación forense
Marina ha obtenido una Beca Excelencia de la Fundación Mutua para realizar un máster de Criminología en Utrecht.
Las series de televisión de asesinatos forjaron su vocación, “especialmente Bones, que era mi favorita”, confiesa Marina Pérez Nieves, que estudió Criminología en la Universidad Complutense de Madrid y que acaba de obtener una de las 57 Becas Excelencia que la Fundación Mutua Madrileña concede anualmente a los hijos de sus mutualistas platino para que puedan ampliar estudios de posgrado en el extranjero.
Junto a Marina, entre los beneficiarios de este año hay ingenieros, biólogos, médicos e historiadores del arte, pero ella siempre tuvo claro que quería estudiar algo relacionado con el crimen y la psicología, sin dejar de lado otras disciplinas más “habituales”, como el derecho, la biología, la medicina o la sociología. “La carrera de Criminología contenía justo eso, una mezcla de todas mis áreas de interés”.
Marina tiene puestas sus miras en trabajar en alguna organización internacional como las Naciones Unidas, “a las que pediré unas prácticas una vez que termine”.
Gracias a la Beca de la Fundación Mutua Madrileña, Marina estudiará el máster de Criminología Global en la Universidad de Utrecht (Países Bajos), que incluye asignaturas relacionadas con delincuencia organizada y crímenes internacionales (tráfico de drogas, trata de personas, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad…). “A medida que fui aprendiendo derecho, éste captó más mi atención, especialmente con la aparición de un profesor en mi último año de carrera que me ayudó siempre que le pedí ayuda, también para la búsqueda del máster adecuado”, explica.

Y con este enfoque hacia el derecho y tras la realización de este máster, Marina tiene puestas sus miras en trabajar en alguna organización internacional como las Naciones Unidas, “a las que pediré unas prácticas una vez que termine”. Pero al margen de formarse en una entidad internacional, Marina quiere coordinar proyectos que incidan en las causas de la criminalidad “factores que aumentan el riesgo de cometer delitos como la pobreza, el consumo de sustancias y cómo esto se relaciona con el crimen internacional. Aunque también me interesarían proyectos relacionados con la protección de víctimas de delitos a escala internacional”.
Las salidas son muchas, porque Marina también realizó unas prácticas en la prisión de Soto del Real y fue una experiencia muy enriquecedora “que despertó mi interés por ese ámbito”.
La beca de la Fundación Mutua es el complemento económico que permite a Marina completar su formación en Holanda. “Mi padre, que siempre está al tanto de todo, fue el que me lo comentó… y me lo comentó hace ya dos años, cuando aún veía lejano hacer un máster”.
Pero todo llega y Marina partirá hacia Utrecht tras el verano: “Viniendo de una ciudad tan grande como Madrid, me gustaba la idea de pasar a una ciudad más pequeña a los que llegase a los sitios con rapidez… y en bicicleta”.
Holanda es una vieja conocida para Marina, que vivió con su familia en Ámsterdam (a 30 minutos de Utrecht) cuando tenía 14 años. “La ciudad me cautivó y en el vuelo de vuelta les dije a mis padres: quiero vivir aquí algún día”.
Y dicho y hecho. Unos años más tarde, Marina está entusiasmada por todas las oportunidades que le ofrecerá su nueva universidad “tanto académicas como viajes para la realización de conferencias, excursiones a lugares de interés o charlas profesionales, además de deportes y otro tipo de clubs”.
Mejorar su inglés y el habla en público son dos de los retos a por los que irá el próximo curso. A nivel personal, también se enfrente a otros retos como “pasar de la ciudad en la que siempre he vivido con mi familia a vivir en un entorno completamente desconocido con gente nueva”, aunque confía en que vaya acompañado de “un crecimiento personal, mayor independencia y capacidad de resolución de problemas”.