
De trastear con la Tablet a desarrollar Apps
Alejandro estudia un máster en Zúrich gracias a una Beca Excelencia de Fundación Mutua.
Con 13 años desbloqueó el acceso raíz a la Tablet Android. Fue la primera hazaña de Alejandro que reconoce que “lo hice por probar. A ver si sale… y salió”.
Era solo la primera piedra de una brillante carrera en el mundo de la informática de Alejandro Cuadrón, que, aunque a sus 22 años podríamos decir que está comenzando, ya acumula bastante hitos a sus espaldas pues tiene dos aplicaciones en Google Play con decenas de miles de descargas y ha comenzado un máster en la ETH, una prestigiosa escuela informática de Zúrich, con una beca para la ampliación de estudios de Posgrado concedida por la Fundación Mutua Madrileña.
“Desde siempre he tenido una curiosidad innata por los ordenadores, trasteaba con ellos y cuando tenía 15 años empecé a programar en Java a través de un curso online”.
Alejandro habla de sus hazañas informáticas como si fueran un juego de niños y el caso es que, para él, lo fueron. “Desde siempre he tenido una curiosidad innata por los ordenadores, trasteaba con ellos y cuando tenía 15 años empecé a programar en Java a través de un curso online”, cuenta Alejandro.
“No fui todo lo constante que me hubiera gustado, pero al cabo de un año, empecé a hacer cosas, como un dron, con las que me lo pasaba muy bien. Finalmente, en 2017 me lancé al mundo de las aplicaciones Android, y programé cosas sencillitas, como un tres en raya. Un año después, en 2019, cuando cumplí los 19 años y estaba en mi primer año de la universidad, saqué Democracy, un juego gratuito para Android que tiene actualmente más de 15.000 descargas”, comenta.

A Democracy, le siguió una segunda app en Android al año siguiente, Air Agenda, una mejora del Google Calendar, porque como dice Alejandro: “Me gustaba la lógica del Google Calendar, pero no la interfaz, así que desarrollé esta app que permite mejorarla”.
Cuando cogió el truco a las Apps, Alejandro quiso dar un paso más. Estaba a finales tercero del grado de Informática en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y aprovechó las prácticas para buscar experiencia y trabajo fuera. “Empecé en Haivision, una empresa canadiense donde desempeñé un rol mixto entre DevOps (gestión de infraestructura) y desarrollo de software. En especial enfocado a la recolección y análisis de datos. Esto me encantó ya que unía el trastear con ordenadores que solía hacer cuando era pequeño (DevOps) con el desarrollo de software. Me di cuenta de que quería profundizar más en el tema y me decidí a hacer el máster cuando acabara el grado”.
La especialización escogida es en sistemas de gestión de datos (data management systems). Y aunque su idea hubiera sido hacer el máster en la propia UPM, un amigo le animó a aplicar a la Escuela ETH suiza, universidad de referencia en ciencias de la computación (La mejor en Europa continental y 9ª del mundo según QS Rankings y 11ª según la revista Times). La cuadratura del círculo llegó cuando su padre, mutualista desde los 18 años, recibió un email con el anuncio de las becas de posgrado para ampliar estudios en el extranjero de la Fundación Mutua Madrileña y animó también Alejandro a aplicar. Amigo y padre coincidían: su expediente era brillante. Ninguno se equivocó, pues fue admitido en la ETH y becado por la Fundación Mutua. “Te parece increíble cuando te cogen. Mis padres lo tenían claro, pero yo no lo llegaba a concebir”, cuenta.
Ahora, apenas lleva un mes de clase en Zúrich y reconoce que el ritmo es otro al de su facultad de Madrid: “Te hablan como si supieses y esperan que los sepas. Todo va muy rápido”. Pero él está a la altura del nivel.